martes, 27 de enero de 2009

Respuesta de Eduardo Mosches a Judit BL

martes 27 de enero de 2009

Sra. Judith Bokser: quisiera ser breve, en respuesta a algunas de sus afirmaciones que expresa en su escrito. Punto uno: sobre el sionismo puede haber discusión, si partimos del hecho que este, fue un movimiento de carácter colonial, eurocentrista, más allá de los buenos deseos expresados por segmentos políticos judíos de izquierda al interior del mismo. Desde su inicio en territorio de la Palestina bajo gobierno turco, y posteriormente bajo el mandato británico, su función fue la de enfrentamiento con la población local, los nativos, digamos, y poco hubo de una política de existencia y coexistencia como pobladores de un mismo espacio geográfico. Las consignas políticas de trabajo hebreo y producción expresan con contundencia el pensamiento de separación (¿limpieza?) étnica, que tenía, tiene y mantiene y han mantenido los diversos gobiernos en Israel, sin importar en excesivo su filiación política, sea de centro derecha, derecha o laborista.
Ese es el punto central: el carácter del Estado de Israel, étnico y confesional. No es un estado de ciudadanos, es un estado para un sector exclusivo de ciudadanos. La existencia pacífica para las personas que viven en Israel, en este momento coyuntural depende de una decisión sencilla: abandonar la concepción colonial y expansionista de la ideología sionista, prácticamente sería la retirada del ejército de los territorios palestinos, el abandono del medio millón de colonos judíos en Cisjordania (en el caso de desear permanecer deberían aceptar estar bajo un gobierno palestino. La pregunta, que es lo que importa: ¿la realización de un movimiento hacia la paz con los palestinos, con el reconocimiento y la concreción del estado palestino, o mantener permanentemente los territorios bajo mandato israelí, como resultado de la incautación de terrenos palestinos, con muros que aíslan y cortan la posibilidad de una continuidad territorial palestina? Israel no sufre de ningún peligro real, posible, actual, de eliminación física.
La tragedia de los niños palestinos es su muerte, asesinato, en nombre de la tranquilidad de los ciudadanos israelíes. El argumento carece de ética, es sólo una excusa política para mantener la realidad: un conflicto permanente, con expansión territorial y el crecimiento del odio ante las muertes. Y no hay simetría posible.
Los 41 años de ocupación militar han creado el hecho del enfrentamiento de una población bajo el yugo colonial y su deseo de liberación. Hamas no es el problema, el problema es la falta de interés, deseo real de solucionar el problema colonial y por lo tanto cambiar de rumbo. Una política de entendimiento real, no desde el uso de la fuerza militar, sino desde el uso de la moral, la ética, y la justicia.

2 comentarios:

  1. OMC dijo...

    Estimados integrantes de este movimiento ciudadano:

    Sin ser judío ni musulmán he seguido con interés la discusión que se ha dado. Primero porque muestra un nivel teórico estimulante y, segundo, porque me une una estrecha amistad con una israelí. Mi consciencia me hace rechazar la ideología, políticas y acciones del estado de Israel, pero deseo comprender mejor la problemática del Medio Oriente.

    Me entusiasma la valentía y lucidez de escritos como los de los señores Donner y Mosches, pues creo que tocan el punto central del conflicto. Sus ideas son realmente las que le pueden dar una viabilidad a Israel y a su pueblo en el largo plazo, contrario a lo que creen quienes los descalifican.

    Por último, me inquieta que la doctora Judith Bokser sea, o haya sido, consejera de una comisión de derechos humanos en nuestro país. Espero no estar prejuzgando (y si lo hago pido disculpas de antemano) pero su escrito no refleja esa experiencia.

    Atentamente.

    Óscar Montemayor
    27 de enero de 2009 14:05

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  2. Apreciado Óscar: creo que el dato es irrelevante. Según el titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, José Luis Soberanes, la anciana de Zongolica violada y asesinada por efectivos militares (o paramilitares), Ernestina Ascensión Rosario, murió de "anemia aguda" e "isquemia intestinal". Con ese precedente, la CNDH tiene tanta autoridad moral y credibilidad como si estuviera presidida por El Pozolero y la integraran los miembros de la Banda de la Flor.

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